Arasanz Garcia

ArasanzGarcía

Orballu, íberos, viento y silencio.

Íberos.

Escrito por Javier (Navegante), fechado el 24 de mayo de 2019.

Partimos de Palencia.Entrada a pista.Los tres en pista, Jorge en el espejo.Puentes y rios.

Las primeras luces de la mañana habían dado paso a una radiante mañana, fresca, tranquila. Desperezando nuestro bastidor de acero en un largo bostezo, conseguimos entreabrir a duras penas el faro y tras la puerta de cristal del hotel, la figura de Javier próximo al mostrador de recepción, con las maletas en el suelo y el casco en su funda encima de aquellas. Al girarse una sonrisa ilumino su rostro mientras me miraba, lentamente recogió el casco y las maletas y dirigió sus pasos a través de las puertas de vidrio correderas hacia mi, sus ojos parecían mirar acantilados de piedra caliza o ríos de ondulantes cuerpos o montes de laderas escarpadas....

Liviano el peso de los bultos y de Javier, en otro día de aventuras, partimos hacia la Plaza Mayor de Palencia, donde ya esperaban muchas hermanas, algunas dormitando aún, pues su morada nocturna de descanso había sido la misma Plaza.

Javier se perdió en el bosque de motos y entre ellas aparecían y desaparecían los riders y los pocos mirones que habían madrugado y que surcaban las calles de extremo a extremo buscando un café, la oficina o el trabajo diario.

Son las 8:39 y partimos en dirección este, atravesamos las silenciosas calles de Palencia, rotondas y semáforos controlaban nuestro avance, casi sin darnos cuenta nos encontramos en las afueras de la ciudad. La P-405 nos llevaría a Villalobón donde tomaríamos la P-410 para en pocos kilómetros entrar en la primera de las pistas del día, tras una breve charla entre Jorge, Alberto y Javier, decidieron entrar en el camino y participar del espíritu GS, que ya vamos conociendo de otros eventos. Tras un pequeño despiste en el camino y una breve rectificación de 100 metros, volvíamos a retomar el camino, que ahora se convertía en una pista amplia de firme duro y de color cobrizo. Javier se quedo con Jorge, mi pequeña prima no tiene tanto recorrido de suspensión y hay que llevarlas con mas dulzura, pero la pericia de Jorge la llevaba a muy buen ritmo detrás nuestra, sentía que no era su ruta mas preferida, mi prima no parecía estar muy a gusto, pero con una perseverancia casi humana y una sonrisa, seguía tirando en pos del fin del camino como queriendo llegar al liso y seguro asfalto.

Fin de la pista y llegada a Torquemada, nombre de historia. Sobrevolamos el rio Pisuerga en la P-130 y en Baltanás viramos dirección Antigüedad, donde a la salida estaría el segundo tramo de Espíritu GS del día, en la entrada del camino se reúnen los "tres mosqueteros" para dilucidar si hacemos o no la pista. Jorge, ha decidido esperarnos en la unión de ambas rutas, pero Javier y Alberto dicen "todos a una, o todos o ninguno" y como de tres caballeros de sombreros de largas alas y plumas en su cinto, parten hacia el asfalto, dejando atrás la pista y mirando de vez en cuando hacia la derecha para ver algo entre los cerros. Atravesamos Espinosa de Cerrato, donde se han unido los "gesistas" y enfilamos hacia Villafruela y Lerma, campos de labor y eternas tierras alomadas de suaves pendientes y largas llanuras nos rodean y nos hacen parecer un punto entre los campos verdes de cereal. Algún encinar rompe la monótona vista de llanuras y entre rectas y salpicadas curvas, nos acercamos a Lerma. En la población rompemos la ruta para repostar y hacer un alto en el camino. Terminado el frugal descanso, cruzamos de nuevo la urbe para volver sobre nuestros pasos y enganchar nuestro destino al de la BU-900, surcando el sur de Burgos, la atravesamos dirección Soria.

Por tierras de la meseta Castellana, llegamos a las postrimeras de Nebreda, donde en el horizonte comienza a despuntar los cerros y cortan el vista relajada de los llanos, en las postrimeras de Quintanilla del Coco enormes masas forestales rodean y amenazan las tierras de labor, cada vez mas pequeñas y atemorizadas. Surgen grandes masas de roca caliza, herida en su dureza por el paso de los arroyos de agua saltarina, retozona y ruidosa.

Parada en Silos.Con el buen asfalto de la BU-901 llegamos a Santo Domingo de Silos, donde la organización ha preparado un piscolabis y algo de liquido para los riders. Nosotras nos conformamos con mirarnos silenciosamente, pero una enrome sonrisa se refleja en cada faro de cada una de nosotras, una sonrisa silenciosa casi invisible para los ojos de los humanos que nos conducen, pero la alegría incontrolada hace que arranquemos con estrepitoso sonido cuando nuestros cilindros se llenan de la "octanosa" mezcla que nos da la vida.

Salimos de Santo Domingo de Silos por el este, la BU-910 nos encamina hacia un desfiladero, en nuestra compañía el rio Mataviejas, que ha dado lugar con el paso de los miles de años a este sorprendente encuadre natural, lleno de paredes verticales de colores terrosos, entre blanquecinos, grises y ocres que predominan. El camino sinuoso por el que perseguimos el rio hacia su nacedero, nos conduce a Carazo, donde nos separamos del caprichoso arroyo para continuar nuestro propio camino.

Rio Mataviejas.En Vinuesa se mezclan el Embalse de la Cuerda del Pozo y el Rio Duero y a este ultimo nos aferramos para disfrutar de sus riberas, con arboledas de hoja caduca, chopos y álamos se mezclan con enormes masas forestales de monte apretado de robles y encinas, con aulagas y retamas en sus bordes. El enorme valle se flanquea al norte de masas de moles de piedra, coronadas con crestones y agujas de afiladas y abruptas pendientes. El sur, algo menos salvaje, también nos muestra la magnificencia de las enormes moles de piedra viva, verde, silencioso vestigio del paso del tiempo.

Llegamos a Garray, esto me es conocido, Javier y yo hemos estado en Numancia, reducto del orgulloso pasado de los íberos, en donde 5 legiones romanas sitiaron a un puñado de irreductibles, con casas de adobe, paja y cuadro de piedra. Hicieron falta meses, hambre y dolor para que aquellos Numantinos quedaran mencionados para la posteridad...

Abandonamos el cauce del Duero, que se precipita hacia Soria para rondar el sur de Magaña, también hemos estado aquí, enormes dinosaurios en Fuentes de Magaña, San Pedro Manrique y Villar del Rio, al norte de nuestra ruta que persigue ahora las estribaciones de Aragón. Los campos de cereal y las cumbres de Suellacabras nos levan hacia el punto más alto de la etapa con casi 1300 metros cerca de El Espino. Tierra de gran altura que sufre los rigores de los fríos inviernos de la meseta, las sabinas y los espinos y algún que otro enebro salpican las tierras quemadas por los hielos, que antaño poblaban aguerridos humanos que en la actualidad buscan confort y cobijo en las ciudades y los grandes pueblos, quedando estas zonas desoladas, solo con rebaños y cereal.

Caminos de Soria.Volcamos a Ágreda, por la N-122 convertida en A-15, en donde tenemos un ligero despiste que nos llevara a tener un desfase en el roadbook de exactamente 10 Km. Casualidades de las rutas. Se divisa el Moncayo o Pico de San Miguel, mole de 2314 metros, y desde su vertiente soriana por donde estamos, vemos los circos de su época glaciar. Monte místico y sagrado para los habitantes prerománicos de la península, según me dijo Javier cuando hicimos la primera visita al Moncayo y y quede en Cuevas de Ágreda sola mientras hacían cumbre Merche y Javier. Ahora vamos rodeándolo por su vertiente norte a este, y su magnificencia me sigue sorprendiendo como el primer dia que lo vi pocos meses después de mis andanzas con Javier. Grato recuerdo el de estas primeras salidas.

Pasamos Vozmediano y a los pies del Moncayo, cruzamos Soria para entrar en Aragón, Zaragoza nos espera, en la distancia, desde el pico de San Miguel, en los días claros se divisa hacia el este a unos 70 Km la urbe que nos ha de acoger esta noche.

En pos de Garray.Dejamos los frondosos bosques de las faldas del Sistema Ibérico a nuestras espaldas y el rumbo nos lleva por carreteras estrechas y de buen firme hacia Tarazona. Atravesamos la población y tomamos la CV-846 en dirección a los fértiles valles del Ebro que empieza a dejar su presencia en las plantaciones de arboles frutales, viñas, olivos y cereal que surgen en las onduladas laderas de los vallejos que atravesamos. Pasamos un tramos de curvas y recurvas con la ligereza de una bailarina de clasicos sonidos, como mecidos por las notas de cada explosión de nuestros motores en una eterna danza entre curvas y bastidores de acero.

Entre derechas e izquierdas, cerradas o abiertas, hacemos fin en Borja, en donde tomaremos carreteras de servicio de acceso a los huertos, plantaciones y acequias, que como sangrías del gran rio, surcan las llanuras que ha creado el Ebro en estas tierras. Entramos en Zaragoza por el norte, bueno un poco virado al este, y el roadbook nos acerca al concesionario de BMW, donde sellamos para al fin terminar en nuestro destino urbano, El Palacio de Congresos de Zaragoza. Son las 18:10 del día 24 de mayo, rondamos los 470 kilómetros y el sello de fin de evento da por terminada esta ruta.

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